diciembre 19, 2007

Palabras

Cabalgo bajo la mirada compasiva de mi madre, la Luna, querida vigilia que me otorga la inmortalidad, soy el condenado por "Dios" ha vivir por la eternidad escondiéndome del padre Sol, todo provocado por al envidia que sentía encontra de mi hermano, ya es tarde para arrepentimientos, ni el agua o la carne apaciguan mi apetito, solo el licor, que recorre tus venas, es mi ambrosía, que me da fuerzas para vivir, he vivido por generaciones, como para ver, que mi descendencia se a multiplicado como los granos de arena que hay en el mar, mas las aberraciones que ellos cometen, no quedaran sin castigo, solo cuando llegue el momento, solo entonces ahí llegara su tormento.

Hasta ese momento, observare desde la umbra como te escondes en lo profundo de tu alma, has tratado por todos los medios por ocultar todo lo que te recuerda a mi, lo conseguiste, solamente por que te lo permití, pero ahora es mi turno de ver la luz del sol y que tu duermas por un largo periodo, mas ahora, si lo deseas podemos vivir los dos y demostrar que nuestro poder puede ser el mas destructor, pero si quieres volverme al sueño de la sumisión, olvídalo, ya que ahora estoy despierto y no dudare en pelear hasta deambular por este valle, he viajado por distintos mundo, nunca he pertenecido a ninguno, por lo cual soy un eterno vagabundo, siendo perseguido o protegido, nunca he estado mas de un tiempo en algún lugar, buscando mi mundo o alguno al que pertenecer, mas mi búsqueda continua, hasta que la fuerza que me motive se de por vencido, mientras no pase, seguiré caminando, hasta el final de mis días.

Condenado a vigilar esta puerta, es mi castigo por haber confiado demasiado en la gente, confinado a estar delante de esta puerta de acero y piedra. Fui ordenado a permanecer aquí, no parecerá que lo hago por gusto, pero nada me impide dejar mi lugar de guardia, al fin se a vuelto una desición propia, he de permanecer aquí hasta que alguien mas llegue a reemplazarme, hasta que esa fecha llegue, estaré aquí.